No te estoy recomendando que hagas lo mismo que hizo esta modre.
No, ni de coña.
Ni se te ocurra.
No es buena idea.
A ella le salió bien, sí, pero no tiene porque ser así.
Tuvo suerte, pero puede que tú no la tengas.
Hay otras formas más civilizadas de conseguir lo que consiguió.
Ahora bien, más radicales no he conocido jamás ninguna.
Suena el teléfono.
Es el tutor de Jorge. Le pide a Mónica que vaya al instituto, es importante que Jorge cambie el rumbo, sino tiene el destino sentenciado.
Al llegar allí Mónica aguanta el discurso de siempre.
– Jorge no va bien, es necesario que cambie de actitud, así no va a conseguir sacar el curso, deberías poner alguna solución sino va a acabar muy mal…
Mónica está hasta el coño de escuchar siempre lo mismo, como si no estuviera haciendo todo lo que sabe y puede para ayudar a su hijo.
Sale del despacho más desalentada y frustrada de lo que entró. No tiene ni idea de cómo abordar la situación, solo espera que, al llegar a casa, no encontrarse a Jorge enganchado a la Play como de costumbre.
– Por favor que no esté perdiendo el tiempo, por favor que no esté en la play, por favor, por favor…
Mete la llave, la gira y nada más abrir la puerta oye a Jorge decir:
– ¡Joder! Ya me han matado.
Le hierve la sangre, se le hincha la vena de la frente. Va directa al cuarto de Jorge y, transformada en una verdadera arpía, coge la Play y hace aquello con lo que toda modre ha soñado alguna vez, la estampa contra la pared con todas sus fuerzas.
JODER QUÉ GUSTO.
La satisfacción se le pasa al ver la cara de pánico de su hijo.
– Mierda, creo que me he pasado.
Pero ya está hecho, ya no hay Play. Ahora a esperar a que las aguas se calmen.
Obvio que durante esa semana Jorge está como una balsa de aceite. Tranquilo, tranquilo… Como si un milagro hubiera sucedido. Lo malo es que el cambio no se ha dado realmente, no ha aprendido nada, solo tiene miedo a la próxima reacción de su modre.
Por eso no vuelve a la carga, a pedirle otra Play a su madre.
– Ni de coña, mucho tienes que hacer para ganártela. – Ya verás como se pasa día sí y día también pidiéndome a una play, que es muy plasta.
Pero no fue así.
De hecho no te puedes imaginar la cara de Mónica cuando un día después de comer Jorge se acercó a ella y le dijo:
– Mamá, ¿Puedo decirte algo?
– Sí, claro.
– No sabía que se estaba tan bien sin Play.
Digiérelo.
Tú hijo te necesita. Tú hijo necesita que aprendas a ponerle límites, a dirigirle, a apoyarle. Tú hijo necesita tu liderazgo porque no sabe qué es lo bueno para él.
El problema es cómo coño hacerlo si transformarte en una arpía, sin tener que reventar una play contra la pared.
No, no es buena idea, que veo tus intenciones.
Hay alternativa.
Vente al espectáculo formativo de Familias Estelares y te la cuento.
Espectáculo formativo de Familias Estelares.
Por mucho más,
Vicent.
pd. No, tampoco lo hagas con el móvil, el ordenador, ni nada que implique perder los nervios con tu hijo. Ya, lo sé, el cuerpo te lo pide, pero resiste la tentación. Confía en mí, no es buena idea.