Halloween ha llegado y desde ayer hasta el domingo lo vamos a tener hasta en la sopa.

He oído que celebrar aquí Halloween no tiene mucho sentido ya que es una fiesta americana, pero el otro día me dieron un argumento infalible para hacerlo:

¿Qué hay más español que aprovechar cualquier excusa para salir de fiesta?

Pues eso, este fin de semana toca Halloween y, por supuesto, tu hijo lo quiere aprovechar como buen español que es, o adolescente, me da igual.

La fiesta es la fiesta.

De hecho, no me preguntes cómo, ayer acabe en una discomóvil light. 

Imagínate la plaza de un pueblo, con casi 100 adolescentes, dándolo todo. El DJ, todo un profesional, venido arriba, como si estuviera pinchando en Ibiza. 

Los adolescentes, sin haberse metido nada más que azúcar en vena, cantando, bailando, saltando, ligando entre ellos. liándola unos a caballito de otros, otros haciendo flexiones (sí, tú no preguntes), algunos que iban de guays, otros errantes sin conectar con ningún grupo… Fauna salvaje en plena efervescencia.

Todo un espectáculo.

Hasta la Guardia Civil estaba por ahí rondando, era divertido ver cómo cuchicheaban entre ellos, entre sonrisas, viendo la que se había montado.

La verdad es que el ambiente era realmente sano. ¡Hasta yo me puse a bailar!

Sí, lo sé, tampoco es algo inusual, a mí me hace falta poco para liarme.

Ahora bien, lo interesante no estaba en el medio de la pista de baile. 

Al menos no lo interesante para mí.

Lo interesante estaba fuera de ella, en la parte de atrás, en unos banquitos.

Daba gusto ver a los jóvenes difrutar, no había ninguno que dijeras… meh, este no se lo está pasándoselo bien.

Bueno… sí había uno, uno que estaba en los banquitos…

Sentado con sus podres.

Con una cara de muerto de aburrimiento que ni te puedes imaginar, clarísimamente no quería estar ahí sentado.

De hecho, sus podres no eran los únicos, había como un pequeño séquito de control que rodeaba la zona, controlando todo lo que pasaba.

Sus respectivos hijos iban y venían constantemente, del grupo de baile hasta donde estaban ellos…

Ahora entiendo porqué la Guardia Civil estaba tan tranquila, con el control de esos padres era más que suficiente, cualquiera se atrevía a nada.

¿En serio tienes que estar vigilando lo que hace tu hijo de 22h a 24h en una discomóvil light en la plaza de tu pueblo…

Tú – Es para que no le pasada.

Yo – ¡Los cojones! No te equivoques es por tu tranquilidad.

Tú no sabes gestionar tu miedo y la alternativa para que estés tranquilo es joderle la noche a tu hijo.

Pregúntate que semilla estás sembrando en tu relación con tu hijo, porque eso es lo que cosecharás.

Una relación Estelar se basa en la confianza.

Si no hay confianza no hay relación.

Punto.

Si quieres aprender cómo generar la confianza con tu hijo, empieza por aquí.

Espectáculo Formativo Familias Estelares.

Empieza ya, cada día que pasa es más difícil.