Me preocupa tu hija, no tu hijo.

Estoy en una cafetería y acabo de vivir una experiencia que me he hecho pensar.

Es algo que ya pensaba pero no esperaba encontrármelo de una manera TAN obvia.

Obvia para mí porque la modre ni se ha dado cuenta… 

Yo estoy sentando en una mesa de madera, con mi café con leche, pegado a un enchufe para tener el portatil contectado. 

A mí lado, otra mesa con un sofá para dos y dos sillas delante de él.

En una de las sillas su madre (supongo) y delante de ella, en el sofá, estaban los dos adolescentes tirados, una chica de unos 16 o 17 años pegada a un móvil y un chico de unos 13 años.

Ella no mediaba palabra. Estaba absorta por lo que estuviera viendo en la pantalla.

Él daba por culo lo que no está escrito.

Primero pidiéndole 40 cosas para merendar a su madre, levantándose, sentándose, cambiándose de sitio, intentando quitarle el móvil a su hermana, quejándose a su modre…

La modre histérica, sin saber qué hacer. 

Mi reconocimiento por cómo ha ido aguantando… hasta que ha explotado y, haciendo como para que el resto no le escucháramos, le ha reñido:

– Raúl, ¿quieres estarte quieto? ¡Siempre igual! Yo ya no sé qué hacer contigo. Mira tu hermana lo bien que se porta. Como no te portes bien no volvemos a venir a merendar. 

Ni te imaginas qué ganas me han dado de levantarme y regalarle mi libro, 

¿La entiendes verdad? ¿Lo difícil que tiene que ser lidiar con un Raúl? 

Probablemente sí.

Ahora bien, puede que, en comparación, al ver a tus hijos digas… yo he tenido suerte. 

¡Cuidado! ¡Mucho cuidado!

Porque Raúl está jodido y es evidente que necesita ayuda.

(Bueno, más bien la modre necesita ayuda para recuperar al jóven que cada vez está más distante de ella y de la familia).

Pero el verdadero peligro no está en Raúl, sino en su hermana que pasa desapercibida.

El chaval, en busca de todo el reconocimiento posible, eclipsa por completo a su hermana.

Nadie se fija en ella, nadie se da cuenta de que está igual o más jodida que su hermano. 

¿Por qué? Porque portarse bien no es ser feliz. Portarse bien es sínonimo de sumisión. Cuando una modre o podre dicen que su hijo se porta bien lo que quiere decir es que obedece, es que no molesta.

Esa niña está huyendo de su vida detrás de una pantalla del móvil y como ella hay miles.

En esta sociedad se dice que las niñas maduran antes que los niños… sí pero no.

Las chicas aprenden a ser sumisas, a obedecer sin cuestionar, a portarse bien, a adaptarse a una sociedad dominante, antes que los chicos.

Y como son «responsables» la sociedad les aplaude y esperan que los chicos hagan lo mismo.

¡Qué rabia me da, joder!

Si tienes una hija abre bien los ojos, porque si se está portando bien, preocúpate. 

Probablemente esté llena de autoexigencia, inseguridad y complaciencia.

Porque si es rebelde tienes claro que algo falla.

Me preocupan aquellos jóvenes que están adaptados a una sociedad profundamente enferma.

Si quieres quieres ayudar a tu hijo,

Tengo un evento.

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