Quieres,
Quieres,
Quieres,
Quieres…
Todo el mundo quiere.
Quieres que tu hijo apruebe, quieres que tenga éxito, quieres que tenga una pareja que le respete, que encuentre un trabajo que le guste y le paguen bien, que esté sano, que sea feliz…
Es absurdo, muy absurdo.
Quieres,
Quieres,
Quieres,
Queres…
Todo el mundo quiere.
Hoy me ha llamado Mónica, una madre de mi círculo interno de Familias Estelares pidiéndome ayuda. Su hijo no se ha leído el libro que tenía que leerse, de hecho se lo ha dejado en casa de su padre, por lo que esta semana no se lo leerá y eso significa que le suspenderán.
Obvio, Mónica estaba atacada, porque encima cuando lo ha hablado con él no ha mostrado ninguna preocupación por no poder leerlo.
– ¡Joder Vicent! Yo solo quiero que se lea el libro.
Quieres,
Quieres,
Quieres,
Quieres…
– No, Mónica, no me toques los cojones. Tú no quieres que tu hijo se lea el libro, tu quieres que tu hijo te obedezca. Tú quieres que tu hijo viva la vida que tú consideras que debe vivir. Hoy es el libro, mañana serán los deberes, luego los exámenes, pasando por el cuarto y sin olvidarse de la veces que tiene que ducharse. ¿Me equivoco?
– Mierda.
Exacto, mierda.
– ¿De quién es la responsabilidad de aprobar? ¿De quién es la responsabilidad de estar sano? ¿De quién es la responsabilidad de ser feliz?
– Joder Vicent, pero…
– No, Mónica, es absurdo. ¿De quién es la responsabilidad?
– Suya.
– ¿Y quién lo está pasando mal?
– Yo.
-¿Entonces?
– Sí, es absurdo.
El primer paso es que te des cuenta de que es absurdo, de que no sirve de nada a parte de sufrir por aquello que no puedes controlar.
El siguiente paso es aprender cómo motivar a tu hijo para que quiera hacerlo.
Aprender qué debes hacer para que quiera leerse el jodido libro.
Si quieres que tu hijo te obedezca, no cuentes conmigo. Si quieres aprender cómo lograr que quiera hacerlo…
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